Guillermo Moreno: "La medicina de familia es la especialidad más bonita, de las más completas y de las más difíciles".
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- By MUCHO ARTE
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Andreia Alves Martins Entrevista
al Dr. Guillermo Moreno Conradi, médico en el centro de
salud de Marchena. Nació en Sevilla, estudió en el H. V. Macarena e hizo la
especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en Osuna. Terminó la
especialidad en el 2003 y desde entonces lleva trabajando como médico de
familia en Pedrera y Marchena.
¿Por qué has decidido ser médico?
“A
mí siempre me han gustado las ciencias, y cuando me puse en la cola de
selectividad para escoger la carrera puse Medicina, Biología y
Odontología, por ése orden. Y tuve suerte que fue cuando abrieron la
puerta a los torpes, y yo metí la cabeza.” (risas)
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
“¡De
todo! Me gusta pasear, la música, leer, el campo, la playa, el
cachondeo con los amigos… ¡Todo! Estoy preparado para jubilarme, ¡ya!”
(risas)
Recomiéndanos un libro o grupo de música …
“Me
encanta un violinista que se llama Ara Malikian, son conciertos
espectaculares, es la tercera vez que voy al mismo concierto. Lo
recomiendo.”
Actualmente
eres lo que conocemos como “médico de pueblo”. ¿Qué características
crees que debe tener un “médico de pueblo” que lo hace diferente de los
demás?
“Lo
que lo hace más diferente es la cercanía con los pacientes. Ser médico
de familia, y en especial en un pueblo, significa ser médico del
paciente y de su familia, de su entorno, conocer la casa donde vive, el
barrio donde está, y sus recursos. Yo conozco a mis paciente, sé qué les
puedo pedir, por ejemplo sé a cual le puedo decir que salga a pasear y
el que no…”
En tu día a día a día te habrás enfrentado a situaciones divertidas, ¿te gustaría compartir con nosotros alguna de ellas?
“Sí,
en una de ellas me reí mucho… Llevaba yo poco tiempo en Pedrera e iba
con el traje de guardia a un aviso domiciliario. Tengo como maleta para
ir a los avisos, una caja de herramientas, que compré en un
supermercado.
Bueno, voy al aviso, llamo a la puerta y me atiende una
señora, le saludo y me dice que pase. Paso. Entro a la primera parte de
la casa, me dice que le siga, paso adelante, entro al salón, vacío, con
una mesa, una mesa camilla y me dice que espere un segundito.
Al rato
viene la señora y dice apuntando en el aire “¡Ahí está, ahí está!”,
pero no había nadie… empecé ya a pensar en los diagnósticos
diferenciales de las demencias, los trastornos de la personalidad…
Le
pregunté de forma muy prudente “Señora, ¿ahí quién está?” Y la señora me
contesta: “No, ¡quién no! ¡La televisión! Que no funciona desde que han
hecho la obra de al lado.” (risas) “No señora, ¡que soy el médico!” y
la señora “Ah pues se ha equivocado, es en la casa de al lado…”.”
En
los últimos años se están produciendo cambios en la relación
médico-paciente, como por ejemplo la introducción de nuevas tecnologías,
¿de qué forma han afectado estos cambios la dinámica de la consulta?
“A
mí me parece perfecto que tengamos acceso en el ordenador a las pruebas
complementarias, a internet, poder consultar una duda sin necesitar
consultar a veinte y siete libros. Por otra parte que los pacientes
tengan acceso a diagnósticos y que mi trabajo sea decirles donde pueden
buscar me parece muy bien. Me parece que el problema no es la
información, si no la mala información.”
En estos años como médico, ¿cuáles han sido tus mayores dificultades?
“El
acceso a las pruebas complementarias es lo que más nos limita. Que para
solicitar un TAC tenga que pedir dieciséis permisos y hablar con
dieciséis personas y que al final me lo echen para tras… al final cuando
era residente lo podía pedir en la puerta del hospital, y ahora que sé
algo más, no lo puedo pedir…”
¿Qué crees que podría cambiar en la sanidad española para mejorar la Atención Primaria?
“Creo
que básicamente es una cuestión de recursos: se invierte demasiado en
la medicina hospitalaria y se invierte muy poco en la medicina de los
centros de salud. Estamos capacitados para hacer muchísimas más cosas. A
mi dame pruebas complementarias, tiempo y solucionaré mucho más.
Por
otra parte, cada día la cartera de servicios es más amplia pero seguimos
siendo los mismos… Ah y mucha burocracia. Pierdo mucho tiempo de
consulta con burocracia.
Los pacientes no pueden estar dando vueltas de
un sitio para otro, y que al final todo acabe en mi consulta para que yo
solucione el problema.”
En
los últimos años, has sido tutor de varios residentes de Medicina
Familiar y Comunitaria, ¿Qué consejo darías a los residentes que acaban
de empezar la especialidad?.
“Para
mí el consejo, es que aprovechen estos cuatro años. Lo tienes que
aprender todo y cuantas más cosas hagas mejor. Como residente, una de
las cosas fundamentales, es que ya no eres estudiante, eres un médico
que está aprendiendo. La búsqueda de información tiene que ser activa.
Tú tienes que buscarte el aprendizaje. Si al que tienes al lado te
explica las cosas, bien, y si no pregunta, y si no estudia. Para mí es
fundamental las ganas de aprender. Tienes cuatro años, tampoco hay que
aprenderlo todo de R1. Y está tranquilo, tienes a al lado a tu tutor,
que se va a preocupar de guiarte para que aprendas lo importante.”
Y ya para terminar, ¿qué crees que es lo más importante que debemos llevar de estos años de la residencia?
“La
pasión por la medicina de familia. Para mí la medicina de familia es la
especialidad más bonita, de las más completas y de las más difíciles.
Eres un médico de todo, y vas a ser capaz de hacer todo lo que tú seas
capaz de aprender. Para eso tenemos que trabajar mucho…pero es
apasionante!”
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